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- Muy buenas tardes. Y bienvenido a Cupido S.A, de nuestras oficinas directo al corazón. -Saludó la joven al otro lado del mostrador sin molestarse siquiera en levantar la vista.- ¿Tiene hora?
- No.
- Muy bien. -De un cajón sacó unos cuantos folios grapados y los colocó sobre la mesa señalándome con el dedo los puntos clave. -Tiene que poner su nombre aquí. La edad, fecha de nacimiento... Ya sabe, esas cosas. En este folio -Pasó la página y continuó guiándome a través de los apartados como si fuera un mapa.-Tiene que rellenar los datos de la persona a la que quiere enamorar. Si no está seguro de algún dato, rogamos no lo rellene al azar, las consecuencias -que podrá leer en la última página en el apartado "Precauciones, riesgos y Efectos secundarios"- podrían ser irreversibles. Todos sus datos serán incluidos en una base de datos que analizará variables como la compatibilidad, duración estimada de la relación, afinidad de gustos, comparación de suegras... Si es tan amable de...
- No, no, no. Espere. -Dije al fin, aquella mujer parecía una grabación programada que no se detendría hasta que no hubiera soltado todo lo que le habían obligado a memorizar. -No vengo a solicitar un enamoramiento.
Finalmente la recepcionista alzó la vista para mantener el primer contacto visual conmigo. Era una chica joven, no más de veintitantos, pero daba la impresión de llevar sentada en esa misma silla más de cincuenta años. Era evidente que había perdido el trato cercano con la gente, ¿la pasión por su trabajo? Puede que alguna vez la experimentara, pero ya no era el caso.
- He venido a por una hoja de reclamaciones. Me gustaría hablar con el encargado. -Anuncié al fin. Muy solemne. No quería que me tomaran por el típico pintamonas al que podrían echar con alguna excusa. Había venido con un objetivo e iba a cumplirlo.
- ¿Disculpe? -La muchacha arqueó una ceja y ahogó con educación una risita burlona.
- Ya... Ya me ha oído. No estoy conforme con un enlace y quisiera deshacerlo. -La mirada que me lanzaba desde el otro lado del mostrador era como aquellas con las que te castigaba tu profesora cuando te preguntaba por los deberes que no habías hecho. Haciéndote sentir avergonzado y desarmado.
- Me temo que hablar con el encargado no va a ser posible en este momento, señor. -La joven envejecida se quitó las gafas e intentó mirarme de un modo más maternal, explicándome las cosas como si tuviera cierto retraso.-Para ello debería haber llamado primero, entonces nosotros le daríamos cita para un día en el que el señor Cupido estuviera disponible. Pero ya le digo que resultará complicado, tiene siempre mucho lío.
- Es urgente, señorita. Cuanto antes pudieran darme cita con él, mejor.
- Ya le digo que será complicado, señor. Hay gente enamorándose todos los días, miles de personas como usted deseando que esa persona especial se fije en ellos. No podemos estar en todo a la vez, hasta que el señor Cupido pueda interceder, deberá ir abriéndose camino usted sólo. Pero, dígame, si puede saberse, ¿cuál es el motivo de su reclamación? Su trabajo como profesional es incuestionable, jamás ha desviado una flecha. Aunque, bueno... Siempre puede haber un desliz. ¿No enamoraron de usted a la persona que adjuntó en el informe? Si me dice su nombre, puedo buscar su ficha ahora mismo y... -Sin dejarme contestar, tecleó rápidamente y abrió un par de programas informáticos en cuestión de segundos.
- No, no se trata de eso. ¡Yo soy el enamorado! -De mi bolsillo saqué una tarjeta rosa estampada en corazones.
¡Enhorabuena, señorita Gil!
La intervención ha sido realizada con éxito. Don Alfonso Gutiérrez recibió el flechazo correctamente. En cuestión de un par de días los efectos de la flecha le llevarán hasta usted.
Rogamos sea delicada con su reacción y mantenga la relación entre ambos con normalidad.
¡Sean muy felices!
Eso era lo que rezaba la tarjeta. La señorita tras el mostrador se mordió el labio y miró con disimulo hacia otro lado. Ahora la avergonzada era ella, sabía que algo no había salido como esperaban.
- Lo lamento pero me está prohibido hablar sobre el funcionamiento interno de la empresa. Nuestros métodos y clientes pertenecen a nuestra confidencialidad interna y a no ser que el señor Cupido quiera...
- ¿Pero qué privacidad ni qué ocho cuartos? ¡Debería denunciarles! -Sin quererlo elevé un poco el tono. Quienes aguardaban en la sala de espera rellenando sus impresos, dejaron sus quehaceres para girarse hacia el hombre que había perdido los nervios.- ¡Me enamoraron contra mi voluntad! -Chillé entre susurros.
- Verá, señor Gutiérrez, eso no es así del todo. Nosotros sólo le hemos dado un empujoncito: cuando la chispa del amor está encendida, nosotros la avivamos. -Me dijo entre sonrisas. Parecía la estúpida imagen de una marca de compresas.
- ¿Chispa? ¿Qué chispa? Verónica Gil debe de ser con creces la mujer más desagradable del planeta.
- Señor, por favor...
- Usted no la ha visto, ¿verdad? ¡Nunca se me hubiera pasado por la cabeza enamorarme de ella! Nunca. Ni siquiera un besito tras una noche de borrachera.
- Pero eso no es posible, señor. Nosotros siempre recordamos con bastante insistencia que ya debe existir cualquier tipo de atracción entre ambas personas, aunque sea un leve hormigueo. Va contra la política de la empresa enamorar a alguien contra su voluntad.
- Maldita bastarda... -Susurré. -¡Mintió! Abra su archivo, Verónica Gil, ábralo. -Y así lo hizo. Escribió su nombre con el teclado e hizo doble click sobre una carpeta que llevaba su nombre. Fue bajando con el ratón hasta llegar a un apartado llamado "¿qué tipo de sentimiento existe entre ambos?"
- En este campo, la señorita Gil escribió: "Está completa y perdidamente enamorado de mí, pero el pobre es muy tímido y todavía no se ha atrevido a dar el paso". -Se me revolvió el estómago por dentro. La muy... ¡¿Cómo se le había ocurrido?! La recepcionista, cada vez más nerviosa, advirtió hasta qué punto habían metido la pata.- Lo lamento mucho, caballero, de verdad... Pero, no será tan horrible, ¿no? Una vez la haya conocido... El amor siempre es bonito.
- ¿Bonito? -Repetí, ya sin importarme lo alto que chillara. -¿BONITO? Estoy enamorado hasta las trancas de una mujer que se saca los mocos mientras comemos y los pega bajo la mesa. Cada semana le compro flores pensando en la maravillosa forma que tiene de eructar y lo adorable que me resultan sus faltas de ortografía. Me encanta levantarme con la caspa de su pelo cubriendo mi almohada. ¡De verdad que me encanta! ¿No lo entiende? Adoro todo eso, la adoro a ella. Su voz de camionera, el poblado vello de sus piernas, cómo ronca al echar la siesta... Es francamente relajante. ¿Y sabe qué es lo mejor de todo? ¡¡Que le gusta ese programa de tertulianos del canal 5!! Es la mujer perfecta, ¿no lo ve? No puedo evitar estar enamorada de todo eso, de ella. Literalmente NO PUEDO EVITARLO. Por favor, ayúdeme.
La sala se quedó completamente en silencio tras mi discurso. Seguramente tuvo que ser la declaración de amor más rara de la historia, pero realmente era así: Estaba enamorado de la mujer más grotescamente encantadora del mundo. La muchacha me miraba con ojos como platos mientras le relataba mi asqueroso romance. Mi vida era un infierno, un infierno feliz y enamorado. Pero un infierno.
- Pobre hombre... -Se escuchó al final de la sala.
- Soy muy feliz a su lado... -Sollocé. Ya no podía más.-Y necesito que lo arreglen.
La recepcionista, que todavía me miraba sin saber muy bien qué estaba pasando, alargó el brazo y cogió el auricular de un teléfono que tenía al lado.
- Señor Cupido, tenemos una emergencia... Gutiérrez... Sí. No, sí... ¡No lo sé! Creo que está loco -Susurró.-Parece entre angustiado y encantado. Sí... No, no es el enamorador, sino el enamorado... Traiga 200 cc de desengaño amoroso, por favor. Parece que el amor ha destrozado la vida de este pobre hombre.
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BUAH XDDD me ha encantado, es horrible x'')
ResponderEliminarJode cuando ocurre eso. Cupido debe ser un mal bicho miope.
(un abrazo, roxy :)
ooohhh, me ha encantado! =) Como cada vez que te leo me voy de tu blog alegre. Gracias!
ResponderEliminar¡Hola, Roxy!
ResponderEliminarHacía tiempo que no me pasaba por tu blog y la verdad es que me he reído mucho con este relato. Es muy original y divertido a la par que un tanto horrible. xD
Saludos. :)
hola roxy! el blog me encanta y este relato me ha dejado fascinada (hasta me reído cuando se pone a describir los defectos de Verónica xD ) Sigue así! besos!!
ResponderEliminarVaya. He acabado aquí por pura casualidad, y no me arrepiento de haber vuelto a blogger después de meses, haber hecho click en tu antiguo blog, ver que habías cambiado la dirección y, ¡bam! Leer un relato súper original, divertido y muy fresco. Nunca había leído algo así. Enhorabuena (:
ResponderEliminar¡Qué historia más original! Me recuerda a Olvídate de mí, pero con amor. Siempre me hacen gracia estas historias surrealistas en las que hacen cosas 'comerciales' de los sentimientos. La verdad es que me alegro mucho de que esas empresas no existan, pobre hombre.
ResponderEliminar¡Un beso!